El cerebro humano ha sido estudiado por los científicos durante más de 200 años y aún sigue siendo el órgano más complejo y misterioso de nuestro cuerpo. En la actualidad, gracias a la intervención de la tecnología y el desarrollo de nuevas técnicas de visualización cerebral, por fin se están revelando muchos secretos de su funcionamiento, esto ha dado lugar al surgimiento de nuevas disciplinas como la neurociencia.
La #neurociencia tiene por objetivo entender la relación que existe entre la mente, la conducta y la actividad propia del tejido nervioso, es decir, intenta determinar cómo la actividad cerebral se relaciona con nuestros comportamientos y decisiones.
Los estudios llevados a cabo en el campo de la neurociencia permitieron determinar que el cerebro humano cambia, se modifica con lo que aprendemos, concepto al que se le conoce como neuroplasticidad. Esta capacidad del cerebro es el punto de partida para entender cómo aprendemos los seres humanos y ha permitido establecer algunos conceptos clave al momento de diseñar experiencias de aprendizaje significativas y duraderas, los cuales quiero compartir:
La información debe presentarse de forma asociativa
Cuando diseñe el temario del curso, recuerde agrupar correctamente los elementos que componen cada tema, mantenga únicamente los subtemas necesarios y evite incluir información que no guarde conexión entre sí.
Organizase una secuencia que le permita ir de lo general a lo especifico y de lo fácil a lo complejo.
El cerebro recuerda mejor el inicio y el fin de un curso
Es necesario que los conceptos más importantes del curso, los que estén íntimamente relacionados con los objetivos instruccionales, se presenten al inicio o al final del mismo. Mientras más corto sea el curso más cerca estarán el inicio del fin, por ello el microlearning es una excelente opción para utilizar esta estrategia.
También es altamente recomendable repasar la información más trascendente al final del curso a modo de resumen.
La emoción es la clave del aprendizaje
Varios estudios han demostrado que las emociones no solo mantienen atento al aprendiz, sino que además logran guardar los nuevos conocimientos en la memoria a largo plazo.
Provocar emociones agradables es una fantástica estrategia para mantenerlos conectados y motivados para aprender.
Utilizar storytelling o gamificación puede ser una buena manera de provocar emociones.
La interactividad es vital
Mientras mayor sea la participación del usuario en el curso más oportunidades de aprender. Los cursos planos basados únicamente en texto e imágenes no son capaces de capturar la atención de las personas, los estudios en neuroeducación de Roeders y Raichle lo confirman. El ser humano aprende mejor participando del proceso de aprendizaje.
Las actividades interactivas, cursos temáticos, simuladores, juegos y demás actividades interesantes promueven la participación activa del usuario.
Lo que no se aplica se olvida
El nuevo conocimiento se olvida con mucha rapidez sino se pone en práctica, es necesario que el aprendiz pruebe sus habilidades de inmediato e intente resolver los problemas de la vida real.
Conectar el entrenamiento con el trabajo es una buena opción de hacerlo. Por ejemplo, se puede diseñar una aplicación que simule a los clientes para practicar los procedimientos de servicio y recibir feddback personalizado.
